TOC  en niños y adolescentes

El Trastorno Obsesivo Compulsivo suele aparecer entre los 7 y los 12 años de edad.

Muchos adultos que llegan a la consulta por este trastorno refieren que ya de niños lo padecían, pero que no habían hablado nunca de lo que les pasaba. Por este motivo suele estar infradiagnosticado, porque los niños lo ocultan y porque a menudo los padres lo confunden con manías propias de la edad.

Las causas pueden ser por:

  • antecedentes familiares
  • causas biológicas
  • situaciones traumáticas y/o estresantes padecidas
  • estar asociado a trastornos emocionales: ansiedad, depresión, abusos de sustancias o trastornos de tics

Las obsesiones se definen como impulsos, ideas o imágenes recurrentes que el niño tiene y que no puede evitar aunque no le gusten, y que le generan mucha ansiedad; suele reconocer que están en su imaginación y que no son reales.

Las compulsiones son acciones impulsivas, repetitivas, que el niño se siente empujado a hacer siguiendo unas reglas estrictas. Pueden ser sencillas o alcanzar mayor complejidad: Rituales. Estos rituales suelen aliviar temporalmente el componente obsesivo, por esto se continúan haciendo, a pesar de que son vividos como molestos, desproporcionados y “extraños”. 

Las conductas obsesivas son normales en la niñez. Suelen tener rituales en los hábitos de vestirse, alimentación, higiene y al ir a acostarse; solamente hay que preocuparse cuando un ritual dura más tiempo de lo normal y cuando el niño se muestra nervioso cuando no lo hace.

En estas edades aparecen los trastornos de ansiedad debido a las situaciones de afrontamiento a las que se ve sometido el niño en relación a sus iguales. En el colegio, sobretodo, la necesidad de sentir que está a la altura de los compañeros académica, deportiva o socialmente, es sumamente importante, ya que le ayuda a autoafirmar su personalidad y adquirir seguridad en sí mismo. 

Cuando la ansiedad es persistente, una de las soluciones que utilizamos para sentirnos mejor es el intentar controlar más nuestro entorno. El exceso de control se transforma en ideación obsesiva, que conduce a los rituales, hasta quedar prisioneros de ellos.

El objetivo de los rituales es el de prevenir que pase algo o propiciar la bajada de la ansiedad. 

Las acciones que un niño o adolescente hace cuando sigue un ritual, no tienen nada que ver con el objeto de su ansiedad o de su miedo.

En las tareas escolares se puede observar lo siguiente: excesiva pulcritud en los trabajos, uso exagerado de la goma de borrar, uso excesivo de la regla o perfeccionismo en el uso de colores, dibujos exageradamente repetitivos, orden exagerado de los objetos escolares. El trabajo requerido tiene que estar perfecto, no basta que se corrija el error para que resulte satisfactorio, al contrario, el obsesivo suele ser excesivamente autoexigente y le resulta difícil estar contento con los resultados que obtiene.

Otras conductas frecuentes en el niño o adolescente obsesivo compulsivo:

Pueden evitar ir al baño fuera de casa, ya que temen contagiarse de alguna enfermedad. Pueden necesitar lavarse a menudo las manos, también para evitar contagios y gérmenes. Necesitan orden y simetría en sus cosas, o hacer comprobaciones para sentirse seguros. Así necesitan contar y tocar objetos hasta un número determinado, acumular y ordenar cosas ante la incapacidad de deshacerse de ellas. La repetición de palabras o frases, o los juegos mentales utilizando el lenguaje o los números, suele darse, así como el rezar, o” inventar” oraciones conjuradoras. 

Los rituales propiciatorios suelen ser numerosos en el TOC infantil, por temor a que le suceda algo a algún ser querido.

El niño suele implicar a los padres en sus rituales compulsivos y, cada vez que los padres ayudan al hijo en cumplir sus rituales, le muestran comprensión , razonan con él la situación  e intentan convencerlo de que lo que hace no le sirve, queriendo ayudarlo, empeoran la situación. Generan una dinámica que aumenta el trastorno en lugar de reducirlo.

Para el adolescente, los rituales pueden tomar forma de rituales preventivos y reparadores. Pueden ser formas para combatir fobias emergentes, como la de la suciedad, enfermedades , contaminaciones, y todo lo que se refiere a la sexualidad.

En estos casos las compulsiones preventivas sirven precisamente para evitar o reparar los hechos que se temen.

El TOC interfiere notablemente en la rutina normal del niño, en su rendimiento académico, sus actividades sociales y familiares y en sus relaciones personales.

Cuando un niño con TOC no recibe tratamiento especializado, hay consecuencias en su desarrollo personal y en su manera de gestionarse ante las situaciones cotidianas.

El TOC tiene solución, pero cuanto más tarde se aborda, más riesgo de cronificación hay, y mayor dificultad para eliminarlo.

Desde la terapia breve estratégica se han desarrollado estrategias de solución efectivas para esta problemática, que a menudo parece demasiado complicada y, que en algunos casos a pesar de las numerosas investigaciones y casos de éxito existentes, todavía encontramos devoluciones diagnósticas que condenan a quienes lo sufren. 

Puedes leer más sobre rituales y manías en el siguiente artículo del BLOG: https://www.acciopsicologia.com/la-salvacion-que-resulta-una-tortura-los-rituales-obsesivos/

También puedes ver un breve video en:  https://youtu.be/6InIdOwDv3

 

Esperamos que este artículo te haya ayudado.

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