Los padres sabemos que antes o después llegará la inevitable pregunta: ¿quién son los Reyes Magos o Papá Noel…?

Algunos psicólogos recomiendan no engañar a los niños con esta mágica y bondadosa mentira para ser coherentes con aquello que queremos que nuestros hijos hagan y vean en nosotros. Pero la realidad es que el ser humano miente a diario, la verdad absoluta es un objetivo imposible pues cuando nos comunicamos no podemos evitar decir alguna mentira piadosa o exagerar o minimizar un hecho que categorizamos como real. Nuestra propia mente nos engaña, una vez transcurrido un evento, nuestro recuerdo de este ya es distinto en algún matiz a como ocurrió en realidad. 

Comenzar diciéndoles la verdad,  no es una opción sencilla, van a llegar al colegio y sus teorías no se van a poder sostener pues habrá 24 niños que creen lo contrario y además creerlo es GUAY.

Si se quiere evitar mentir, o al menos no hacerlo de forma exagerada, se puede tomar un camino más suave; y por ejemplo  introducir nuestros queridos personajes de navidad como parte de un cuento, una historia que nos sugiere dudas también a los adultos, les explicamos que “esto es lo que se dice, o cuentan que ocurre en navidad… una historia legendaria, son personajes imaginarios…” y, cuando nos preguntan por ejemplo: “¿cómo hace Papá Noel para llegar a todas las casas en una noche?”, podemos contestar:  “Ah, ¡qué buena pregunta!, ¿tú que crees?…” 

En casa surgió la pregunta de porque llevábamos juguetes para los niños que no tienen nuestra suerte de vida, “¿no les traen regalos los reyes?”, en ese momento nos dieron la oportunidad de  introducir una pequeña dosis de realidad, sin necesidad de romper la magia, les dijimos que los reyes son mágicos pero los juguetes valen dinero y ese dinero sale de las familias, los reyes no podrían pagar el coste de los regalos de todos los niños del mundo, esa pequeña dosis de realidad les aparta de sentir que no han sido suficientemente buenos cuando los reyes no les han podido traer ese regalo, tan caro, que pidieron, no es un problema de cómo se comportan. Su respuesta fue:  “¿entonces reyes y papas trabajan juntos?”, y nosotros…”algo así”, con ello entendieron que los papás y los reyes se ayudan, ayudarse unos a otros también mola ¿verdad?.

¡Imaginación al poder! La misma que procuramos estimular en ellos/as, cuando los niños tratan de resolver el enigma de cómo hacen estos personajes mágicos para lograr llegar a todos los niños del mundo, están buscando soluciones, utilizando la lógica, descartando opciones, en definitiva, están llegando por sí solos a determinadas conclusiones, mientras van recreando todos los escenarios posibles en su imaginación. Nosotros estamos allí para acompañarlos, dudando con ellos también, imaginando también.

Cada familia escoge su propio estilo para introducir la magia de estos días, pero los expertos nos hablan claramente de aquello beneficioso y también de aquello que deberíamos evitar para sentirnos coherentes con los valores  con los que queremos, por lo general, educar a nuestros hijos:

 

Beneficios de creer en estos personajes imaginarios: 

Durante estos días, los niños hacen sus cartas, piensan en aquello que quieren pedir, los padres les ayudamos a tomar conciencia, pedir algo para jugar, algo para leer, algo para vestir, algún deseo bonito para el mundo o los seres queridos, cada familia organiza esta lista a su manera. Pero en este proceso, los niños están utilizando su mente de muchos modos: 

  • Toma de decisiones: Eligen entre varias opciones.
  • Toma de conciencia: Toman conciencia de las cosas que también necesitan. A parte de los juguetes, unos zapatos tienen también mucho valor, un regalo puede ser también una actividad que van a compartir con otros familiares o amigos, estar con personas queridas, es también un regalo, y una necesidad.
  • Paciencia: Deben esperar hasta el momento de la llegada de estos entrañables personajes que les traerán los regalos. 
  • Gestión emocional: Pasan momentos de mucha intensidad emocional, por ejemplo, durante el día o la noche mágica, deben ir autorregulando su excitación, intriga, y nervios, esto también es un regalo para preparar la vida adulta, ¿verdad?
  • Imaginación: Durante esos días los niños imaginan cómo debe hacerlo Papá Noel, o los Reyes Magos para leer tan deprisa todas las cartas, recoger los regalos, comer todas las cositas que les dejamos bajo el árbol sin reventar… 
  • Cultura: Durante esos días compartimos rituales e historias de nuestra cultura pues los personajes y los rituales varían en función del país y o la sociedad en la que nos encontramos.

 

Lo que se recomienda evitar es:

  • Engañar al niño deliberadamente: Si el niño duda, se puede mantener la duda, hay opciones como decirles que “hay personas que creen en la magia y otras no”, también nos sirve para cuando creen firmemente  y sus amigos les han contado la «gran verdad”.

Una buena amiga me explicaba cómo acompañó a su hijo cuando le preguntó por sus dudas respecto a Papá Noel, su hijo dudaba acerca de cómo hacía Papa Noel para llegar a todas las casas, ella con intriga y curiosidad solamente preguntó cómo creía él que podía hacerlo, así, estaba evitando añadir nuevos elementos fantasiosos que pudieran introducir rápidamente al niño en la “gran mentira”, por el contrario lo acompañó escuchando su realidad, de este modo el niño estaba utilizando la imaginación y él sacó su propia y creativa conclusión. Fue una bonita anécdota. 

 

Es decir, se trata de acompañarles a resolver el enigma pero sin alimentar la fantasía añadiendo más información dudosa, como por ejemplo, que es un secreto pero los reyes ya solo llegan a nuestra casa… o que eso es algo que no debe pensar sino los reyes se molestan y dejan de traer regalos, etc. Estar preparados nos ayudará a poder escucharles sin liarlos más. La etapa del pensamiento mágico es una etapa y así como también disfrutamos de que estén en ella podemos ayudarles a salir de ella. Y de ahí pasamos a la siguiente cuestión…

 

  • El chantaje: Ese debería ser otro punto a transformar, cuando se chantajea o amenaza a los niños, por lo general no es un buen sistema educativo, pero si además lo hacemos  diciendo: “Si no te portas bien, los Reyes no te traerán regalos”, en este caso se están utilizando las figuras de la navidad como método para controlar la conducta del niño, dejando a un lado nuestro rol, son los padres los que marcamos los límites, no los Reyes Magos. Otra opción: cuando les decimos: “Papa Noel está viendo lo mal que te estás portando ahora mismo”, el niño siente que se tiene que comportar bien para que papá Noel le traiga regalos y no porque en ese momento lo que hace no es adecuado.  Además pensemos en cuando éramos niños y de veras nos creíamos que había alguien observando ,que juzgaba nuestras acciones y las convertía en más o menos regalos, no sé a vosotros, pero a mí eso me daba mucho yuyu.

 

  • La culpa:  Como padres estamos educando y muchas de las conductas de nuestros hijos son intrínsecas a SER NIÑO/A, no nos gustan, nos ponen a prueba y nos obligan a aprender como educar y poner límites, el chantaje o la culpa, no nos ayuda a que esas conductas cambien de forma sana y adaptativa.

Sanamente proponemos seguir al niño como propone la metodología Montessori y promover la imaginación (que no pierde de vista la realidad y crea una percepción mágica de lo que ocurre pero con una lógica que se adapta a aquello que para el niño podría ser real en ese momento evolutivo), pero evitar alimentar la fantasía (que se aparta claramente de lo que podría ser real para el niño, que debe esforzarse para creer en algo que evolutivamente ya no percibe como verdadero). 

Siguiendo estas premisas, lo mejor cuando los niños/as dudan, es evitar intentar convencerles para que sigan creyendo y por el contrario, acompañarles en lo que están imaginando y reconstruyendo.  

No hace falta decir la verdad de golpe solo, ayudarles a transformar la “piadosa mentira” en algo reconocible para ellos, como lo son sus cuentos y pequeñas novelas, estos cuentos e historias que les hacen imaginar cómo serían esos personajes en realidad.

También podemos, apelar a la magia, esa magia que tiene que ver con la emoción de la curiosidad, de quien llama a la puerta para la cena de noche buena, del regalo que abrimos sin saber todavía que habrá en él, y es que la magia es también algo en lo que cada uno decide creer o no creer… Tal como muchos de nosotros, adultos, decidimos creer o no hacerlo, en determinadas cuestiones que la ciencia, por el momento, no puede aclarar.

Escribamos pues nuestras cartas, adultos y niños, y tengamos una bonita y mágica noche de REYES MAGOS.

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